jueves, 28 de octubre de 2010

Avatar y Entre los Muros: Sobre la otredad y otros unos.




Intersecciones entre Europa y Estados Unidos

Título original: Entre les murs.
Francia, 2008.
Dirección: Laurent Cantet
Guión: Laurent Cantet, François Bégaudeau y Robin Campillo; basado en la novela "Entre les murs" de François Bégaudeau.
Cast: François Bégaudeau , Vincent Caire, Olivier Dupeyron, Patrick Dureuil, Frédéric Faujas , Laura Baquela, Juliette Demaille, Dalla Doucoure, Esméralda Ouertani , Franck Keïta , Wei Huang .


Título original: Avatar
EE.UU., 2009
Dirección y guión: James Cameron.
Fotografía: Mauro Fiore.
Cast: Sam Worthington, Zoe Saldana, Sigourney Weaver, Michelle Rodríguez, Giovanni Ribisi.


El tema del otro es un tema apasionante. En el fondo, todo nos habla de él. Lo que no soy yo es otro, y cómo convivo, cómo me enfrento, cómo juzgo, cómo miro, cómo asimilo al otro es en sí la tarea de estar vivos. Políticamente, el “otro” ha estado siempre corporizado en pueblos, en naciones, en bloques. El otro es desde el comienzo, el que está del otro lado del río, del mar o la montaña. Después de la Segunda Guerra, el bloque democrático y el bloque comunista se opusieron cual dos naipes sosteniéndose el uno al otro en un juego de equilibrio inestable. Sin embargo, en los ochenta, algo catalizó y el falso empate se pulverizó.
Mucho de lo que pasó desde entonces en el mundo, tiene que ver con la pregunta sobre el otro, que ya no está del otro lado del muro, sino aquí mismo, conmigo, quizás sólo del otro lado de mi propia calle.
A continuación, algunas reflexiones en torno a dos miradas diferentes sobre la misma cuestión, una europea, la otra americana.
Entre los Muros, de Cantet.
Si, es el mismo director de "Recursos Humanos" y "El Empleo del Tiempo". Sus preocupaciones pasan por el sentido de integración del ser humano. Integrarse con otros, ser parte de. Esa necesidad tan primaria de gregariedad. Cuando querían castigar a alguien, los griegos lo mandaban al exilio, lo desterraban. Cuando uno era chico, pocas cosas había peores que no ser elegido para jugar en el equipo, o no ser invitado a esa fiesta tan deseada. Ya de adultos, la pregunta se actualiza. Cantet se pregunta en "El Empleo del Tiempo", por el sentido del trabajo como fuente de integración humana. Este hombre tan solo, que luego de quedarse sin trabajo sigue yendo a los rascacielos de oficinas solamente para mezclarse con las tribus corporativas y fingir por unas horas ser uno más. Ví la película hace ya mucho tiempo, y sin embargo, guardo fresca la amargura de esas secuencias.
Ahora vuelve con el tema de la integración, pero en una escuela. El experimento es más o menos así: ¿Qué pasa si colocamos la cámara y registramos durante un año lectivo todo lo que sucede en un aula de un colegio suburbano francés, en el que se mezclan las religiones, las nacionalidades, los orígenes raciales y los colores? ¿Qué pasa si esa cámara es aparentemente objetiva, si sólo muestra los fenómenos y no se mete con la subjetividad o las interpretaciones de carácter? Bazin puro, dirían los críticos de cine. Poco dice esta cámara acerca de su personaje principal: ese profesor aparentemente bien pensante, que quiere hacer el bien (al grupo, al país que es Francia, al mundo post caída del muro?) que incluso se enfrenta a sus pares por defender al que es diferente, también es humano y no filtra algún juicio en el fragor de una discusión, y dice a algunas de sus alumnas algo que le cuesta caro. Algo que no es políticamente correcto.
Su mismo gesto nos habla de la imposibilidad de tanta corrección política, de tanto esfuerzo por sostener en vano una estantería que pesa más arriba, donde están los jóvenes, y que en cualquier momento se vendrá encima. La corrección política, esa bienvenida forma de aceptación de las diferencias que llegó luego de la caída del muro ¿Tiene sentido aún? ¿De qué nos protege esta nueva frontera, que ahora está dentro de cada uno de nosotros, esta nueva conciencia moral que impide que digamos (pero no que pensemos) barbaridades sobre aquéllos a los que juzgamos diferentes? ¿Hacia donde proyectaremos la sombra de nuestra sociedad? Estas son las preguntas que me quedaron flotando.
Las razones son otras, o quizás en el fondo son las mismas, pero las respuestas de estos adolescentes -a quienes les espera afuera un mundo nada sutil, ingrávido ni gentil-, son muy parecidas a las que podría encontrar un chico nuestro en nuestro Buenos Aires suburbano. Y nos habla de que en este mundo pseudo globalizado, incluso los problemas de la globalización, son globales.
"Entre los muros" es una película casi zen. Una mirada que muestra sin interpretar ni juzgar, las estructuras de coherencia de los personajes. Una mirada que no puede anticipar lo que hará cada uno, pero tampoco interesa. Sólo muestra y se permite concluir, con la sensación de imposibilidad más asfixiante que yo haya sentido en los últimos tiempos, que estamos fritos. .
Avatar, de James Cameron
"Avatar" es el otro extremo de "Entre los Muros". Creo que sí hay diálogos pueriles (más de una crítica lo señala) pero son barridos por la fuerza de las imágenes. Esta no es una película zen. Al contrario, grita su sentido, comunica de todas las maneras posibles la imposibilidad del ser humano de seguir en la dirección que va. Pero es a su manera, mucho más esperanzadora que la de Cantet.
En un momento, el personaje reza ante el árbol sagrado, y le pide a la diosa de los N'avi, que los salve. La heroína lo mira con ternura, casi con condescendencia, y le dice que su diosa no toma partido, simplemente es. Sin embargo, la película es americana, y no puede con ese espíritu. La batalla la gana el héroe, que además es lisiado, y por si fuera poco, cual Di Caprio gritando “I’m the king of the world”, grita en el medio del fragor del triunfo algo así como “gracias por haber tomado partido”. De un lado o de otro, Dios sigue siendo americano.
Después de la caída del muro, nada es lo mismo. La pregunta sobre el otro ya no está formulada en términos de igualdad. La pregunta ahora es qué hacemos con él, como si estuviera en nuestras manos y nos quemara. El empate de la Guerra Fría devino Imperio. Y hay muchos a ser colonizados. A aquel lado del océano, dicen que no les va nada bien intentando integrar a los diferentes, pero ¿qué camino hay?. De este lado del mar, pero más arriba, nos dicen que les va mal intentando aniquilarlos.
En uno y otro caso, el otro es alguien que está en situación de dependencia de nosotros, que nos amenaza, que pone en riesgo algo que valoramos, y con el que podemos (más allá de que nos sintamos impotentes) hacer o no hacer algo. Es alguien que está, por decirlo de algún modo, en nuestras manos. Y así, olvidamos que nosotros también somos "el otro" para alguien.

Ojalá que algún día descubramos que no existe “el otro” sino simplemente “el otro lado”.

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